Un gruñido o un encogimiento de hombros hace que te preguntes si entiendes a tu hijo adolescente. La crianza de los hijos varones puede ser muy diferente de las chicas, causado en parte por la diferencia en el desarrollo emocional y físico durante la adolescencia.

Asegúrate de que tu hijo ve tus emociones hacia él: amor, la aprobación, desaprobación, la felicidad o el aliento. Aunque su rostro no puede traicionar cualquier emoción, es lo que pretende de ti.

Observa sus patrones para dormir y comer. Muchos adolescentes se exceden con deportes, la escuela, el trabajo la vida social, y no duermen lo suficiente. Después de la infancia, este es el momento de la vida cuando más necesitan dormir.

Recuerda que no es una versión más joven de su padre. Sin embargo, no es un adulto. El cerebro del adolescente no se forma completamente hasta finales de la adolescencia y algunas veces en los primeros veinte años.

Comunícate en el momento adecuado. Piensa en las veces que tuvieron una buena conversación y busca tendencias. Puede ser que sea en el coche, después de la cena, después de la escuela, etc.

Establece límites. Los adolescentes varones pueden rozar las normas, pero en realidad no lo necesitan y desean. Asegúrate de que entienda los límites, y haz hincapié en la seguridad y la ley como razones si tu hijo te desafía.

Infórmate sobre las cosas que le interesan. Programas de televisión acerca de lucha libre o las películas de suspenso, no serán la gran cosa, pero son su mundo. Así nada más, conseguirás un tema para iniciar una conversación.

Si tiene falta de interés en la conversación de vez en cuando, es probable que tu hijo no tenga mucho más para decir. Tómalo como lo que es.

Conoce a sus amigos. Habla con ellos. Habla con otros padres y maestros. Pueden ver a tu hijo de manera diferente y pueden ofrecer otros puntos de vista. Lo que funciona por un tiempo pueden dejar de funcionar más adelante. Empieza de nuevo.

(fuente: todos los comos)